martes, 16 de diciembre de 2008

Recomendaciones para tanto tiempo libre

Alguien dijo en su día que uno podía encontrar encerrada toda la sabiduría del mundo en los libros. El único inconveniente es el hecho de no tener tiempo para todos ellos. Hablan por sí solos:

Este hombre de la foto, tan feo como lo ven, nació en una familia pobre, hijo de un zapatero y una lavandera, a principios del siglo XVIII. Con el tiempo, haciendo uso de su imaginación como principal arma para luchar con y contra el resto del mundo, consiguió una posición relevante en la sociedad europea de la época. Debido a sus rasgos físicos, a nadie se le escapa (ni a él mismo) que no era muy agraciado, tuvo siempre problemas con las mujeres y no parece que fuera una de las personas más felices. Aún así, Hans Christian Andersen combatió hasta el último momento, y el éxito de sus ensoñaciones demuestran hasta que punto esas sentimientos de debilidad y tristeza asolan el mundo por todas partes. Toda una lección. Un Soldadito de plomo (leélo) o un Patito feo (leélo) que alcanzan a superarse a sí mismos y a renacer como otra cosa.


Todo un clásico que pocos habrán leído. Charles Dickens se ha colado en nuestras vidas de tal manera que sus historias son ya parte de ciertas épocas del año como las guirnaldas o las lucecitas en la calle. A Christmas Carol, Cuento de Navidad, que merece ser visto a través de las palabras del novelista inglés que sabe impregnar esa esencia que pocos han sabido imitar al realizar sus adaptaciones.




Fue Premio Nobel de Literatura en 2006 y Nieve es su obra más influyente. Hablamos de Orham Pamuk, ese escritor turco que tanto ruido ha hecho en la escena internacional por luchar por los derechos a la libertad de su pueblo. Toda una lectura para este tiempo rodeada de una escena blanca e inmaculada salpicada de sangre. Entre otras encontramos también La vida nueva y Me llamo rojo.


Salvador Pániker es doctor en ingeniería, en filosofía y ha sido profesor ayudante de metafísica en la Universidad de Barcelona. El último libro de este catalán se titula Asimetrías, pero por no haberlo leído os recomiendo su anterior escrito: Variaciones 95. La obra está escrita como diario, pero genialmente trasciende lo cotidiano para acercarse a la condición humana, al pensamiento más profundo desde el día a día. Los amoríos, la familia, el suicidio (Pániker es presidente de la Asociación Derecho a Morir Dignamente), lo social, el dinero, la filosofía,…

¡¡Felices Fiestas!!


Santiago Roncero

lunes, 8 de diciembre de 2008

Y España inventó el realismo...

Puede que actualmente los españoles sólo veamos como grandes creaciones propias a Zara, Javier Bardem, Rafa Nadal y la selección de fútbol para vanagloriamos internacionalmente. Y es que en el mercado internacional del éxito y del reconocimiento a nuestros productos les cuesta ser reconocidos.


En el mundillo de la literatura parece que la tendencia es diferente. Nuestro último premio Nobel de literatura, Camilo José Cela, fue hace solo 19 años y no pocos países se rinden ante la calidad de libros editados aquí. La sombra del viento, del catalán Carlos Ruíz Zafón, por ejemplo,
ha vendido más de diez millones de ejemplares en 36 idiomas diferentes.


El efecto Quijote

Mucha de la culpa de que nuestras letras estén en lo más alto la tiene Cervantes. La Academia Noruega consultó hace poco a 100 escritores de todo el mundo sobre la mejor novela de todos los tiempos, 50 contestaron: Don Quijote de la Mancha.


“Los tres autores siguientes eran Dostoievski, Faulkner y García Márquez. Y en sus obras encontraremos las virtudes que Cervantes nos ofrece: la creación de una realidad paralela a la del mundo existente. Puedo pensar que Dostoievski, Faulkner y García Márquez escriben porque Cervantes fundó la novela moderna y nos dio a todos -autores y lectores- una manera nueva de ver el mundo.” (Carlos Fuentes, El País)


Francisco Rico lo explica así "La novela moderna viene de España. Hay pocas dudas. Aquí se rompió con el sistema clásico de la literatura. Desde los griegos, el objeto del artista es la realidad, pero no la que tenemos ante los ojos, sino la ideal". Los personajes, además, debían ser tratados según su condición social. A un personaje alto correspondía un estilo trágico. A uno bajo, uno cómico. Los pobres sólo podían protagonizar las comedias. "Contra eso llegan La Celestina, con personajes bajos que viven pasiones trágicas, el Lazarillo, que se burla de todo lo que no sea el pequeño mundo del protagonista, y El Quijote, que enfrenta la historia y la poesía". Para Rico, una frase de Victor Hugo resume el estado de la cuestión hasta entonces: "¿Cuándo se ha visto a un rey que pregunte 'qué hora es'?". Y añade: "Una palabra como jarro era impronunciable en un ambiente elevado. Y El Quijote está lleno de jarros".


¿Y por qué España?

"Porque el humanismo no echó raíces tan fuertes como en Francia o Italia. Aquí el sistema de enseñanza fue más general, más democrático y, por eso, más débil. Los principios clásicos no se tomaron tan al pie de la letra". La influencia de tanta subversión se extendió por Europa como una epidemia. (El País, 26/09/08)


Os dejo un enlace para ver lo que cien escritores en español dicen acerca de los 100 libros que cambiaron su vida.





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Santiago Roncero

martes, 2 de diciembre de 2008

El Cuento de Terror

Las noches son siempre bienvenidas para tareas ocultas. El misterio suele surgir de lo oscuro, de aquello que no se ve pero se siente. El peligro, el no saber que hay más allá, donde se deja de ver.

Edgar Allan Poe solía aprovechar las noches para embutirse de alcohol hasta que su cuerpo, con cuarenta años pasados, dijera basta. Cómicas parecen las historias que cuentan sus bibliografías de cómo tenían que despegarle de la barra sus mujeres. Sus cuentos están repletos de cuartos oscuros e imprecisos. Como no ocurrírsele sino a él colocar a un hombre en una habitación sin luz, retenido, con un pozo enorme y profundo en el suelo. Como aquel no cae, por suerte, lo ata a una mesa y un péndulo afilado se va deslizando poco a poco y las ratas comienzan a roerle los dedos. Cuando se salva uno se queda aliviado, no es para menos, pero las páginas de atrás ya han calado y dejado su tenebroso rastro. Como el corazón que late bajo el suelo. (Leer: “El pozo y el péndulo”; “El corazón delator”).

H.P. Lovecraft, sin embargo, solía dar largos paseos en su Rhode Island natal. Deambulaba sin más. Y en esas caminatas, de su devoción por la lectura, su imaginación, y la de sus compañeros (uno de ellos fue Robert E. Howard, creador de Conan, El Bárbaro), con los que se carteaba continuamente, acabó creando un mundo terrorífico en el que el ser humano sucumbe sin piedad al horror onírico de lo extraño.

De sus relatos llenos de imaginación se hizo la película gallega Dagon: La sectar del mar, con la participación española de Francisco Rabal y otros, basada en el relato La sombra sobre Innsmouth. Criaturas surgidas del mar que adoran a un dios primigenio. Aunque no son ambientes góticos, ni de serie B, por mucho miedo que puedan dar.


Pero no hace falta tanto bicho.

Henry James era todo un gentleman por lo que sus correrías nocturnas no fueron tan extravagantes (cuentan que sus tendencias sexuales eran ambiguas, por lo que quizá más de uno si se escandalizó). Estadounidense que acabaría nacionalizándose británico, fue todo un erudito artístico: crítico de literatura y teatro y dramaturgo. No obstante, la noche británica de Jack el Destripador y de Mr. Hyde está envuelta en misterio.

Ingrid Bergman en un fotograma de Vuelta de Tuerva

Henry James fue todo un portento con Vuelta de tuerva, de la que se han hecho innumerables adaptaciones (Vuelta de Tuerca, con Ingrid Bergman, The innocents, con Truman Capote como guionista, entre otras). Lo terrorífico que puede llegar a ser la historia de dos niños, una aya, una ama de llaves y una casa en el campo.


Santiago Roncero