martes, 16 de diciembre de 2008

Recomendaciones para tanto tiempo libre

Alguien dijo en su día que uno podía encontrar encerrada toda la sabiduría del mundo en los libros. El único inconveniente es el hecho de no tener tiempo para todos ellos. Hablan por sí solos:

Este hombre de la foto, tan feo como lo ven, nació en una familia pobre, hijo de un zapatero y una lavandera, a principios del siglo XVIII. Con el tiempo, haciendo uso de su imaginación como principal arma para luchar con y contra el resto del mundo, consiguió una posición relevante en la sociedad europea de la época. Debido a sus rasgos físicos, a nadie se le escapa (ni a él mismo) que no era muy agraciado, tuvo siempre problemas con las mujeres y no parece que fuera una de las personas más felices. Aún así, Hans Christian Andersen combatió hasta el último momento, y el éxito de sus ensoñaciones demuestran hasta que punto esas sentimientos de debilidad y tristeza asolan el mundo por todas partes. Toda una lección. Un Soldadito de plomo (leélo) o un Patito feo (leélo) que alcanzan a superarse a sí mismos y a renacer como otra cosa.


Todo un clásico que pocos habrán leído. Charles Dickens se ha colado en nuestras vidas de tal manera que sus historias son ya parte de ciertas épocas del año como las guirnaldas o las lucecitas en la calle. A Christmas Carol, Cuento de Navidad, que merece ser visto a través de las palabras del novelista inglés que sabe impregnar esa esencia que pocos han sabido imitar al realizar sus adaptaciones.




Fue Premio Nobel de Literatura en 2006 y Nieve es su obra más influyente. Hablamos de Orham Pamuk, ese escritor turco que tanto ruido ha hecho en la escena internacional por luchar por los derechos a la libertad de su pueblo. Toda una lectura para este tiempo rodeada de una escena blanca e inmaculada salpicada de sangre. Entre otras encontramos también La vida nueva y Me llamo rojo.


Salvador Pániker es doctor en ingeniería, en filosofía y ha sido profesor ayudante de metafísica en la Universidad de Barcelona. El último libro de este catalán se titula Asimetrías, pero por no haberlo leído os recomiendo su anterior escrito: Variaciones 95. La obra está escrita como diario, pero genialmente trasciende lo cotidiano para acercarse a la condición humana, al pensamiento más profundo desde el día a día. Los amoríos, la familia, el suicidio (Pániker es presidente de la Asociación Derecho a Morir Dignamente), lo social, el dinero, la filosofía,…

¡¡Felices Fiestas!!


Santiago Roncero

lunes, 8 de diciembre de 2008

Y España inventó el realismo...

Puede que actualmente los españoles sólo veamos como grandes creaciones propias a Zara, Javier Bardem, Rafa Nadal y la selección de fútbol para vanagloriamos internacionalmente. Y es que en el mercado internacional del éxito y del reconocimiento a nuestros productos les cuesta ser reconocidos.


En el mundillo de la literatura parece que la tendencia es diferente. Nuestro último premio Nobel de literatura, Camilo José Cela, fue hace solo 19 años y no pocos países se rinden ante la calidad de libros editados aquí. La sombra del viento, del catalán Carlos Ruíz Zafón, por ejemplo,
ha vendido más de diez millones de ejemplares en 36 idiomas diferentes.


El efecto Quijote

Mucha de la culpa de que nuestras letras estén en lo más alto la tiene Cervantes. La Academia Noruega consultó hace poco a 100 escritores de todo el mundo sobre la mejor novela de todos los tiempos, 50 contestaron: Don Quijote de la Mancha.


“Los tres autores siguientes eran Dostoievski, Faulkner y García Márquez. Y en sus obras encontraremos las virtudes que Cervantes nos ofrece: la creación de una realidad paralela a la del mundo existente. Puedo pensar que Dostoievski, Faulkner y García Márquez escriben porque Cervantes fundó la novela moderna y nos dio a todos -autores y lectores- una manera nueva de ver el mundo.” (Carlos Fuentes, El País)


Francisco Rico lo explica así "La novela moderna viene de España. Hay pocas dudas. Aquí se rompió con el sistema clásico de la literatura. Desde los griegos, el objeto del artista es la realidad, pero no la que tenemos ante los ojos, sino la ideal". Los personajes, además, debían ser tratados según su condición social. A un personaje alto correspondía un estilo trágico. A uno bajo, uno cómico. Los pobres sólo podían protagonizar las comedias. "Contra eso llegan La Celestina, con personajes bajos que viven pasiones trágicas, el Lazarillo, que se burla de todo lo que no sea el pequeño mundo del protagonista, y El Quijote, que enfrenta la historia y la poesía". Para Rico, una frase de Victor Hugo resume el estado de la cuestión hasta entonces: "¿Cuándo se ha visto a un rey que pregunte 'qué hora es'?". Y añade: "Una palabra como jarro era impronunciable en un ambiente elevado. Y El Quijote está lleno de jarros".


¿Y por qué España?

"Porque el humanismo no echó raíces tan fuertes como en Francia o Italia. Aquí el sistema de enseñanza fue más general, más democrático y, por eso, más débil. Los principios clásicos no se tomaron tan al pie de la letra". La influencia de tanta subversión se extendió por Europa como una epidemia. (El País, 26/09/08)


Os dejo un enlace para ver lo que cien escritores en español dicen acerca de los 100 libros que cambiaron su vida.





Oir más
Santiago Roncero

martes, 2 de diciembre de 2008

El Cuento de Terror

Las noches son siempre bienvenidas para tareas ocultas. El misterio suele surgir de lo oscuro, de aquello que no se ve pero se siente. El peligro, el no saber que hay más allá, donde se deja de ver.

Edgar Allan Poe solía aprovechar las noches para embutirse de alcohol hasta que su cuerpo, con cuarenta años pasados, dijera basta. Cómicas parecen las historias que cuentan sus bibliografías de cómo tenían que despegarle de la barra sus mujeres. Sus cuentos están repletos de cuartos oscuros e imprecisos. Como no ocurrírsele sino a él colocar a un hombre en una habitación sin luz, retenido, con un pozo enorme y profundo en el suelo. Como aquel no cae, por suerte, lo ata a una mesa y un péndulo afilado se va deslizando poco a poco y las ratas comienzan a roerle los dedos. Cuando se salva uno se queda aliviado, no es para menos, pero las páginas de atrás ya han calado y dejado su tenebroso rastro. Como el corazón que late bajo el suelo. (Leer: “El pozo y el péndulo”; “El corazón delator”).

H.P. Lovecraft, sin embargo, solía dar largos paseos en su Rhode Island natal. Deambulaba sin más. Y en esas caminatas, de su devoción por la lectura, su imaginación, y la de sus compañeros (uno de ellos fue Robert E. Howard, creador de Conan, El Bárbaro), con los que se carteaba continuamente, acabó creando un mundo terrorífico en el que el ser humano sucumbe sin piedad al horror onírico de lo extraño.

De sus relatos llenos de imaginación se hizo la película gallega Dagon: La sectar del mar, con la participación española de Francisco Rabal y otros, basada en el relato La sombra sobre Innsmouth. Criaturas surgidas del mar que adoran a un dios primigenio. Aunque no son ambientes góticos, ni de serie B, por mucho miedo que puedan dar.


Pero no hace falta tanto bicho.

Henry James era todo un gentleman por lo que sus correrías nocturnas no fueron tan extravagantes (cuentan que sus tendencias sexuales eran ambiguas, por lo que quizá más de uno si se escandalizó). Estadounidense que acabaría nacionalizándose británico, fue todo un erudito artístico: crítico de literatura y teatro y dramaturgo. No obstante, la noche británica de Jack el Destripador y de Mr. Hyde está envuelta en misterio.

Ingrid Bergman en un fotograma de Vuelta de Tuerva

Henry James fue todo un portento con Vuelta de tuerva, de la que se han hecho innumerables adaptaciones (Vuelta de Tuerca, con Ingrid Bergman, The innocents, con Truman Capote como guionista, entre otras). Lo terrorífico que puede llegar a ser la historia de dos niños, una aya, una ama de llaves y una casa en el campo.


Santiago Roncero

domingo, 23 de noviembre de 2008

Un virus para promocionar una novela



Lo que podéis ver en este vídeo es una demostración de lo que ha creado CP Proximity para promocionar la novela La Señal: un virus que puedes enviar a tus amigos (en el caso de que los odies). Se trata de un virus totalmente personalizable, con cosas tan novedosas como hacer funcionar la impresora.

Según los creadores se trata de una broma inofensiva, que secuestra el escritorio de la víctima con mensajes a medias entre los teatrales ataques informáticos que salen en las películas de los 90 y algo salido de Muchachada Nui.

Esta iniciativa entra dentro del esfuerzo para promocionar La Señal, un thriller tecnológico en el que un virus informático inteligente y diabólico amenaza con destruir el mundo. En la web puedes descargar las primeras 50 páginas (Sitio Oficial | La Señal)

Resulta que existe una especie de organización llamada Proyecto Global que ha creado un programita que recoge las señales emitidas por diferentes dispositivos informáticos repartidos por todo el mundo. Esto, según ellos, les permite generar una señal única para predecir sucesos susceptibles de afectar, tanto por su impacto emocional como por su gravedad, a una gran parte de la humanidad. Con esta señal no sólo puede preverse que algo va a ocurrir, sino que también puede saberse cuándo y dónde suceder.

Acojonante.


Santiago Roncero

martes, 18 de noviembre de 2008

El gran Cela

Camilo José Cela Trulock nació el 11 de mayo de 1916 en la población gallega de Iria Flavia (Padrón, provincia de La Coruña), de padre español y madre inglesa (el abuelo, John Trulock, había sido gerente de la primera línea ferroviaria gallega). Allí vivió, aseguraba él, una infancia feliz: “yo tuve una niñez dorada. De pequeño era tan feliz que cuando las visitas me preguntaban qué quería ser de mayor, me echaba a llorar porque no quería ser nada, ni siquiera deseaba ser mayor”. En 1925, cuando tenía nueve años, toda la familia se trasladó a Madrid.

Antes de concluir sus estudios de bachillerato cayó enfermo de tuberculosis pulmonar, y durante unos años tuvo que ser internado en un sanatorio, donde empleó el reposo en inacabables sesiones de lectura.

En 1934 ingresa en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid. Sin embargo, pronto la abandona para asistir como oyente a la Facultad de Filosofía y Letras, donde el poeta Pedro Salinas daba clase de literatura contemporánea. Cela le muestra sus primeros poemas, y recibe de él estímulo y consejos. Este encuentro resultará fundamental para el joven Cela.

En la facultad se hace amigo de Alonso Zamora Vicente, María Zambrano y Miguel Hernández, y a través de ellos entra en contacto con otros intelectuales del Madrid de esta época, que termina con el estallido de la Guerra Civil, en la que Cela formó parte del bando nacional. Fue herido en el frente y de nuevo hospitalizado. Antes, en plena guerra, había terminado su primera obra, el libro de poemas Pisando la dudosa luz del día.

En 1940 comienza a estudiar Derecho, y este mismo año aparecen sus primeras publicaciones. Su primera gran obra, sin embargo, no verá la luz hasta dos años después: La familia de Pascual Duarte. A pesar del éxito casi unánime de esta novela, la aspereza del tema tratado le hace tener problemas con la Iglesia. Poco después, Cela abandona la carrera de Derecho para dedicarse profesionalmente a la literatura.

Los que quedan de esta década son años muy importantes en la biografía del escritor: entre 1944 y 1948 se casa con María del Rosario Conde Picavea; comienza a escribir La colmena; nace su único hijo, Camilo José Cela Conde; lleva a cabo dos exposiciones de sus pinturas; y aparecen Viaje a La Alcarria y El cancionero de La Alcarria. En 1951 se publica en Buenos Aires La colmena, que de inmediato es prohibida en España.

En 1956 es elegido para ocupar el sillón Q de la Real Academia Española (discurso de ingreso).

Muerto el general Franco, la época de la transición a la democracia llevó a Cela a desempeñar un papel notable en la vida pública española: entre 1977 y 1979 ocupó por designación real un escaño en el Senado de las primeras Cortes democráticas, y como senador le cupo participar en la revisión del texto constitucional elaborado por el Congreso.

Ya consagrado como uno de los grandes escritores del siglo, durante las dos últimas décadas de su vida se sucedieron los homenajes, los premios y los más diversos reconocimientos, entreverados ocasionalmente con algunas polémicas. Entre aquellos es obligado citar, en orden cronológico, los tres más importantes: el Príncipe de Asturias de las Letras (1987) (discurso de recepción); el Nobel de Literatura (1989) (discurso de recepción), y el Miguel de Cervantes (1995) (discurso de recepción).

El 10 de marzo de 1991 se casó con Marina Castaño. En 1996, el día de su octogésimo cumpleaños, el Rey don Juan Carlos I le concedió el título de Marqués de Iria Flavia; el lema que Cela adoptó para el escudo de marquesado fue El que resiste, gana.

Cela falleció en Madrid el 17 de enero de 2002.

Lo más triste de esta historia es que muchos únicamente recordaran a éste genio de las palabras por las más hirientes y salvajes, y es que los hay que al conocer a otros se quedan tan en la superficie que con unas cuántas perlas les es suficiente. Aquí van algunas; pero las más bonitas están dentro de sus libros y publicaciones.

P.D: Hay una anécdota curiosa. Durante un debate en el Senado Cela daba algunas cabezadas sentado en su escaño. Algunos senadores, viéndole, se quejaron en voz alta: ¡Está usted dormido! El aludido despierto se volvió hacia ellos y les respondió: No. No estoy dormido. Estoy durmiendo. Porque no es lo mismo estar jodido que estar jodiendo.


Cela y la palangana





El Cipote de Archidona





Santiago Roncero

martes, 11 de noviembre de 2008

Internet y los nuevos "géneros literarios"

Rebuscando por internet me he encontrado con una sorpresa: el blog y la novela celular están considerados por algunos como géneros literarios.

Por mi parte, como creador (aunque sea obligado) de este blog no me considerado estar haciendo nada que pueda clasificarse como género literario. Mi opinión no es que valga mucho y bien puede ser que todo esto sea parte de una nueva corriente literaria nacida de la aparición de Internet y otras tecnologías. No sería de extrañar. ¿Sin la sería diferente la clasificación que hoy conocemos?

Esto, el blog digo, se parece más al periodismo que a la literatura. Un blog no deja de ser una narración de acontecimientos vistos desde un punto de vista particular. Por mucho que uno se remonte a distintos temas y distintas aplicaciones de la web 2.0, aquella que usa los elementos interactivos para crear los contenidos por los usuarios, lo que aquí prima es la persona, y ésta es tan actual como ella misma.

Es curioso, buscando un poco más en google no encuentro mucha más información acerca de este novedoso género. Lo más relevantes lo dice El País.

La novela celular, por su parte, nace en Japón. Sus autores son en su mayoría jóvenes que escriben novelas, principalmente de contenido amoroso, en el teclado del teléfono móvil. En 2000 una web de internet dedicada a la creación de páginas, Maho no i-rando, se percató de que muchos usuarios estaban escribiendo novelas en sus blogs o diarios en línea; entonces, adaptó su software para permitirles a los usuarios cargar obras en proceso y que los lectores ofrecieran comentarios al respecto, creando la novela serial a través del teléfono celular. Sin embargo, el número de usuarios que suben novelas empezó a dispararse hace dos a tres años y el número de novelas registradas en el sitio alcanzó un millón el mes pasado, con base en datos de Maho no i-rando. Desde el 2003, los primeros puestos de las listas de best-sellers niponas aparecen literalmente tomados por los libros originalmente telefoneados y luego impresos.

Las críticas no han tardado en llegar, casi todas centrándose en la poca calida de las obras. De la pobreza de contenidos estamos ya sobrados con Internet y la televisión. Habrá que ver.

El caso de Rin es ejemplar. Tiene 21 años, ha escrito “If You”, una historia trágica de amor entre dos amigos de la infancia, en los últimos seis meses, durante los traslados en medios públicos de transporte desde su escuela hasta el lugar donde tiene un trabajo a tiempo parcial. Desde ahí subió el texto a Maho no i-rando. El caso es que los lectores decidieron por votación que “If You”, dejo el enlace aunque no creo que se entienda mucho, era su favorita. Y se ha editado en formato normal, un libro de 142 páginas y tapas duras. Ha vendida 400.000 ejemplares y se ha convertido en el quinto best seller de 2007.

Y razón no les debe faltar a los japoneses que leen estas noveles en el metro, con el tiempo que uno se pasa viajando al día…

Santiago Roncero

martes, 4 de noviembre de 2008

Dos grandes personajes que no pasan de moda

Decía el otro día, a través de los periódicos (publico.es), el nieto de Oscar Wilde, Merlin Holland, que el escritor irlandés aún creaba incomodidad en Inglaterra. En este país no se le ha rehabilitado por completo, argumentaba, tras más de un siglo desde que fuera acusado por indecencia grave por actos homosexuales. Más tarde fue considerado culpable y mandado a prisión durante dos años. Wilde salió arruinado material y espiritualmente de allí. El proceso judicial fue parecido al que sufrieron Flaubert y Baudelaire, ilustres escritores, en Francia durante 1857; aunque éstos fueron declarados inocentes.

El autor de “El retrato de Dorian Grey” fue toda una celebridad de la época de la Inglaterra victoriana. Fue muy famoso por su puntilloso y gran ingenio. Ya de joven apuntaba maneras. En la Universidad de Dublín obtuvo el mayor premio para los estudiantes de clásicos de este colegio, por su trabajo, en griego, sobre poetas griegos. Gracias a una beca por excelentes resultados ingresó en el Magdalen Collage, de la Universidad de Oxford, donde ganó el título de Bachelor of Arts, graduándose con la mayor nota posible.

Oscar Wilde

Mientras tanto, Wilde comenzó a llevar el pelo largo y a desdeñar abiertamente los deportes llamados «masculinos». Decoró sus cuartos con plumas de pavo real, lilas, girasoles, porcelana erótica y otros objetos de arte. Su comportamiento frente a la norma masculina le costó que lo zambulleran en el río, además de que le destrozaran sus cuartos (que todavía sobreviven como salas de alojamiento de estudiantes en el College). El excentricismo de Wilde era ya una realidad.

La incomodidad que la persona del dramaturgo irlandés provocó en la sociedad inglesa, y según su nieto sigue haciéndolo, va de la mano con la que provoca su obra. Wilde consigue causar una sensación incómoda, extraña e incierta en todo lo que le rodea.

Lo que ocurre con Wilde es parecido a lo que se respira en Lewis Carroll, autor de Alicia en el País de las Maravillas. Tachado de pedófilo por ciertos sectores de la sociedad actual “Lewis Carroll ha logrado escapar indemne a las múltiples inquisiciones a las que la han sometido psicólogos, teólogos, investigadores de literatura infantil, filósofos, matemáticos y fotógrafos” (Alberto Manguel, El País 30/10/2008).

Carroll fue amigo íntimo del decano de su Collage, Henry Liddell, donde ejercía de discreto profesor de matemáticas, y cuyas tres hijas le llamaban tío. Para ellasctres creó Carroll la historia de "una niña que descubre un mundo maravilloso en la madriguera de un conejo blanco". Ellas, y más concretamente Alice Liddell, fueron sus musas.


Uno de los pasajes más citados de Alicia

- ¿Me podrías indicar, por favor, hacia dónde tengo que ir desde aquí?

- Eso depende de a dónde quieras llegar –contestó el Gato.

- A mí no me importa demasiado a dónde…-empezó a explicar Alicia.

- En ese caso, da igual hacia a dónde vayas- interrumpió el Gato.

-…siempre que llegue a alguna parte –terminó Alicia a modo de explicación.

-¡Oh! Siempre llegarás a alguna parte –dijo el Gato-, si caminas lo bastante.


Alberto Manguel (web personal) en su análisis decía así: “El caso es que Lewis Carroll no pertenece cabalmente a ninguno de sus campos [de estudio], quizá porque, cada que se internó en uno de ellos, lo tranformó mágicamente en algo inclasificable. Como Alicia, Carroll acató las reglas de la sociedad victoriana, pero con tal ortodoxia que acabó reduciéndolas al absurdo: sus ficciones para niños son subversivas pesadillas cómicas, sus ejercicios lógicos, paradójicas bromas literarias, sus retratos fotográficos infantiles, inquietantes objetos de deseo”.

Alice Liddell en The Beggar Maid, verano de 1858, Oxford.

“¿Quién fue, entonces Lewis Carroll? Hay una escena al comienzo de Alicia que ilustra perfectamente la multiplicidad de la heroína, pero también la de su autor. Después de caer en la conejera, Alicia siente que ya no es ella misma y se pregunta quién puede ser esa otra que ha tomado su lugar. En lugar de afligirse, decide esperar hasta que la llamen a que salga de la conejera, y contestar entonces: ¿Quién soy? Decidme eso primero y luego, si me gusta ser esa persona, subiré; si no, me quedaré aquí hasta ser alguien distinto. Cada vez que lo nombramos desde el otro lado de la página, Lewis Carroll nos ofrece la misma inquietante respuesta”.

The Official Web Site of Oscar Wilde

Santiago Roncero

martes, 28 de octubre de 2008

Queremos tanto a Glenda

Queríamos tanto a Glenda que le ofreceríamos una última perfección inviolable. En la altura intangible donde la habíamos exaltado, la preservaríamos de la caída, sus fieles podrían seguir adorándola sin mengua; no se baja vivo de una cruz”. A esa terrible conclusión llegan los miembros del círculo creado por Cortázar, el escritor argentino autor de Rayuela. En el cuento unos cuantos fieles se reúnen de cuando en cuando para charlar sobre la actriz británica Glenda Garson, que por la carrera cinematográfica alude a Glenda Jackson, de carne y hueso. Con el tiempo su adoración hacia ella crece, las reuniones se convierten en sesiones semanales y aflora su afán de ver en ella la suma perfección. Con el tiempo, y después de “borrar” ciertos errores e incongruencias en la obra de la diva del cine, deciden dar un paso más allá: deciden acabar con la vida de la actriz para preservar inalterada la perfección de su amor.

El cuento se publica, en México y en español nada más, y pasa el tiempo. Al año siguiente, y estando en San Francisco, Cortázar vio la última película de Glenda, Hopscotch. En ella el personaje encarnado por Glenda Jackson ama a un espía que se ha puesto a escribir un libro llamado Hopscotch (Rayuela en inglés) a fin de denunciar los sucios tráficos del la CIA, del FBI y del KGB. Ella, entonces, le ayuda a fraguar el accidente que ha de darlo por muerto frente a sus enemigos y así salvarlo.

Ambos debían acabar muertos. Por culpa del otro. Una en el cuento y el otro en el filme. Cortázar se sintió tan maravillado por la coincidencia que publicó en el diario argentino Clarín una “Carta a Glenda Jackson”. Ésta acaba de la siguiente forma:

Historieta de 1906

“En el cuento que acaba de salir en México yo la maté simbólicamente, Glenda Jackson, y en esta película usted colabora en la eliminación igualmente simbólica del autor de Hopscotch. Con mis compañeros del club entendí que sólo en la desaparición de Glenda Garson se fijaría para siempre la perfección de nuestro amor; usted supo también que su amor exigía la desaparición para cumplirse a salvo. Ahora, al término de esto que he escrito, sé de sobra que en su mensaje no hay venganza sino una incalculablemente hermosa simetría, que el personaje de mi relato acaba de reunirse con el personaje de su película porque usted lo ha querido así, porque sólo ese doble simulacro de muerte por amor podía acercarlos. Allí, en ese territorio fuera de toda brújula, usted y yo estábamos mirándonos, Glenda, mientras yo aquí termino esta carta y usted en algún lado, pienso que en Londres, se maquilla para entrar en escena o estudia el papel para su próxima película”.

Santiago Roncero

martes, 21 de octubre de 2008

Con el comic y la novela (se hace cine)


Al escritor estadounidense Cormac McCarth
y no le conoce nadie en España. Al menos que yo sepa. El año pasado ganó el Premio Pulitzer de ficción por su novela La Carretera y es un autor de bastante prestigio en su país natal. En nuestro país, salvo alguna rara excepción, sólo conocemos su obra No es país para viejos, que ha llevado al actor Javier Bardem a lo más alto del cine. La inspiración de la literatura, y más especialmente de la novela, al séptimo arte es probablemente tan vieja como el propio cinematógrafo de los hermanos Lumière. Como muestra decir que de los últimos diez premios Oscar otorgados a la mejor película cinco están basados en obras literarias. Brokeback Mountain, de Annie Prolux, y Million Dollar Baby, de F.X. Toole, son relatos cortos; El Señor de las Anillos: El retorno del Rey, de J.R.R Tolkien, y No country for old men son novelas; y Una menta maravillosa, de John F. Nash, es el título de una biografía del autor en la que se basa la película.

En la última década hemos estado asistiendo a un giro por parte de Hollywood: el renacer del mundo del comic. Puede que cansados de la novela, larga y compleja, los guionistas y creadores se hayan pasado a una visión más directa, impactante y visual. Superman fue el icono de una época. Pero no fue ni la primera ni la última adaptación. Actualmente lanzamientos sonados por grandes productoras, con millonarias inversiones, han ido de la mano de una obra del comic, como Desde el infierno, Los cuatro fantásticos, Daredevil, X-Men, Iron Man, y un largo etc nunca imaginado por los seguidores de la historieta. Para una historia más detallada visita la web de guzmanurrero.

Una de las que están por venir es Watchmen, de Alan Moore. Dejo un link al trailer de la peli, por si os apetece leerlo primero. Por cierto, la película de Batman: El Caballero Oscuro está basada en el comic Batman: el regreso del señor de la noche, de Frank Miller, el mismo de 300, Sin City y Daredevil.



Buscando en youtube el trailer de antes me he acordado de otro video aún mejor. No tiene nada que ver ni con la novela ni con el comic. El protagonista es un escritor, eso sí. No tiene desperdicio. Que paséis buena semana!

Fernando Arrabal



P.D: Otro apunte.



Santiago Roncero

martes, 14 de octubre de 2008

Los tres millones de niños con el pijama de rayas

A mí el libro me lo regalaron. Yo no lo compré. Pero en el fondo, lo que importa, es que lo acabé leyendo. Claro está. Era un regalo y yo estaba enfermo, escayolado sin poder salir de casa. No iba a dejarlo en la estantería y pretender que no existía. Además, en ese momento no sabía nada de todo esto. No sabía en lo que se iba a convertir. Aunque lo podía haber intuido. Ya pasó con Harry Potter y amenaza volver a repetirse con Amanecer y After Dark, también libros juveniles. El ranking de ventas de la Casa del Libro y del Fnac habla por si solo. ¿Qué tendrá la literatura para los más pequeños que tanto se compra por jóvenes y por adultos?

El caso es que algunos amigos, que para esto de los regalos son muy avispados, me vinieron a ver mientras estaba enfermo llevándome uno. “Toma, oye, para ti, ahora que no puedes pisar la calle”. Ahí estaba yo, tan contento con la visita y el detalle. Después de haberlo desenvuelto uno añadió, como queriendo aclarar algo: “Como sabemos que te gusta leer hemos ido a la librería y te hemos comprado el libro que más se estaba vendiendo”. Toma ya.

Ahora comparto con otros tres millones de personas (o más) en el mundo el haber leído la historia de El niño con el pijama de rayas. Y no es que me moleste. Ni mucho menos. Lo que pasa es que me pareció un cuento de lo más soso. Y aburrido. Y ahora, cada vez que veo a alguien en el tren o en el metro con el librito de tapas a rayas verdes me dan ganas de cogérselo y tirarlo a la vía.

Bueno, a lo mejor exagero. Hay personas que opinan que si tanta gente lo ha leído es porque debe ser bueno. A mí ese no me parece buen criterio. Es como darle ánimos a un estafador: mira, si convences a unos pocos los demás caen por sí solos. Así a más de uno seguro que le entran ganas. Porque a mí mis colegas me timaron un poco. Y la tendera de la librería a ellos. Con muy buena intención, eso sí, y por sólo dos euros a cada uno. Ahora, vete tú a saber lo que les pasó a los otros tres millones.

Santiago Roncero